Museo del Sabor: la gastronomía catamarqueña en un solo lugar

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By Gaby Jatón

Es que el nombre del Museo del Sabor ya es una tentación. Se trata de un espacio que, de ahora en adelante, atesorará y compartirá los saberes de la gastronomía de todo el territorio de la provincia para los catamarqueños que aún no la conocen, y para los turistas hambrientos por descubrir paisajes, historia, cultura y gastronomía.

La antigua casona de adobe ubicada frente a la plaza principal de Tinogasta, edificio que data de 1914 y donde originalmente funcionó la Escuela Graduada Nº 5, fue puesta en valor para reunir todos los sabores de Catamarca; permanecerá abierta todos los días para visitas en el horario de 8 a 20 hs. Cuenta con seis salones que forman parte de un paseo interactivo diseñado para explorar los sabores mediante imágenes, tres cocinas destinadas a talleres, un asador al aire libre, un horno de barro, una cocina con bar, y un auditorio con capacidad para 120 personas.

El paseo interactivo invita a conocer las especialidades de cada región de Catamarca, y las raíces detrás de sus platos típicos. Comienza en la sala “Viaje en el Tiempo” donde el visitante podrá recorrer a través de “la máquina del tiempo” (un sistema interactivo con pantalla y una mesa redonda que al girarla permite retroceder o avanzar en la línea de tiempo en pantalla), la historia de la cocina de la provincia, desde sus primeras civilizaciones hasta la actualidad.

En la segunda sala, “Ruta del Sabor”, podrá conocer sobre la producción y las atracciones turísticas de cada región de Catamarca a través de un relato interactivo que se despliega sobre una mesa con la técnica de mapping.

La sala “Sabores Ancestrales” da a conocer cinco recetas típicas de la provincia: mote, jigote, api zapallo, rosquete y nuez confitada, contadas en una pantalla por catamarqueñas que explican el paso a paso de cada uno de los platos típicos, simulando una experiencia de “transmisión oral” de la tradición.

En la siguiente sala del recorrido se encuentra “Raíces y Tradiciones”, que propone al visitante poner en práctica y repasar las distintas recetas que vieron en la sala anterior de manera lúdica en la mesa touch donde podrá jugar, de manera individual o competitiva, a realizar las recetas. Los avatares del juego son cuatro camélidos autóctonos que acaban de abrir su restaurante de comida tradicional, y tienen que impresionar al foodie Tuco Tuco que viene a dejarles su reseña.

En la misma sala, se encuentra la “Biblioteca escenográfica”: un muro con lomos de libros simulados, donde se pueden conocer una selección de títulos escritos sobre historia, folklore y cultura de Catamarca, y un recetario, el único libro real de la instancia, donde se puede leer el paso a paso de ocho recetas típicas.

La quinta sala, “Elementos”, busca conectar sentimentalmente a la cocina con la comunidad, el folklore y la simbología de los elementos. Una voz en off relata (en español, inglés o quechua), un cuento mientras se proyectan imágenes en sintonía con la historia. En el cuento, una anciana del pueblo es conocida como “la señora de los elementos”, y cuida a 4 niños: Jallpa (la tierra), Yaku, (el agua), Wayra, (el viento), y Nina, (el fuego).

 La instancia final del museo trata sobre la Pachamama, un elemento central de la cosmovisión andina, cuyo rito ha trascendido hasta el día de hoy.  En la sala, se invita al visitante a recorrer una recreación de los altares a la Pachamama, la disposición en el espacio, los métodos, los tipos de ofrenda.

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